Gran Canaria

4 días en Gran Canaria. 11 años después de mi primera (y única) vez.

Sol, mucho sol, algo de brisa marina. Olor a sal en las calles, olor a océano, a rocas mojadas, a salitre. Ese olor que nutre, que da vida, que alimenta el alma. 

Salir de casa, andar 20 segundos y encontrarte con esto:

Sin palabras. Indescriptible. Maravilloso... ¡¡Y qué fría estaba el agua!!

Playa, más playa, bañador y protector casi 24 horas al día. Vuelta y vuelta en la toalla. Sin más.

Cerveza, coca cola light y carne a la plancha. Sal negra del Himalaya. Pan de puño para desayunar. 

Cookies de chocolate que duran menos de lo esperado. Cookies de chocolate sin gluten que tampoco duran demasiado... La próxima vez habrá que llevar más. 

Paseos por la tarde, bicis, patinetas, juegos, risas, cholas, arena. 

Desayunos de una hora, comidas que se alargan, cenas en dos turnos. Odette Toutlemonde y su receta para ser feliz. Las locuras de Germán en youtube. Bailar I want to break free. Risas. 

Posesión infernal en Primark. Que me agarren por favor, que si me dejan me llevo hasta los percheros. Probadores, pases de modelo y más risas. 

Levantarse temprano para ver amanecer.

Disfrutar, disfrutar, disfrutar... Cargarse de buena energía y volver renovado.

Una familia de cuatro que nos reciben en su casa. Los mejores anfitriones del mundo, mínimo.

Un viaje a Gran Canaria donde realmente, lo que menos importaba era conocer Gran Canaria.

Volveremos, seguro.