martes, 24 de septiembre de 2013

Receta: Galletas de avena y plátano (sin harina, sin grasa y sin azúcar)


Aquí va la primera receta verdaderamente light del blog.

Hace un tiempo hice un bizcocho de chocolate sin azúcar (ver receta aquí), pero esta vez las galletas son totalmente light, además de muy saludables, ya que no llevan harina, ni grasa, ni azúcar (a excepción del azúcar que contiene naturalmente el plátano). 

Vamos con la receta!

Ingredientes: 
- 1 plátano
- 4 claras de huevo
- 6 cucharadas soperas de salvado de avena
- 2 cucharadas soperas de harina de avena (en mi caso son copos de avena molidos con la picadora)
- 4 cucharadas soperas de copos de avena
- 3 cucharadas soperas de leche desnatada
- 1 cucharada sopera de edulcorante líquido
- Medio sobre de levadura o gasificante
- El zumo de un limón
- Media cucharadita pequeña de canela

¿Cómo se hace?: 
Primero, ponemos a precalentar el horno a 180ºC. 

Machacamos el plátano con un tenedor y añadimos el zumo de limón. Mezclamos bien y añadimos las claras. 

Seguidamente añadimos el salvado de avena, la harina, los copos de avena, la leche y el edulcorante. No importa demasiado el orden. Seguimos mezclando hasta que esté todo integrado.

Por último añadimos la canela y la levadura. Debe quedar una mezcla más o menos así:



Colocamos en una bandeja de horno con papel de hornear debajo, y ponemos al horno unos 25 minutos a 180ºC (en mi caso con calor arriba y abajo). Con esta cantidad salen unas 11-12 galletas. 



Y así quedan... ¡¡Están buenísimas!! (lo digo después de haber intentado hacer 4 veces galletas similares y que hayan quedado prácticamente incomibles...). Estas galletas están muy ricas, con un ligero sabor a plátano. Mi asignatura pendiente es conseguir que queden más crujientes, porque todavía quedan con textura similar al bizcocho... Aún así, me encantan para desayunar, para media mañana o para merendar, y son ideales para llevarse por ahí y comerlas cuando nos de hambre... Sacian muchísimo!


martes, 17 de septiembre de 2013

Tengo que dejarte ir. No puedo dejarte ir.




Vuelvo a sentarme cerca de la ventana, desde la que puedo ver a la gente pasar. El tranvía, las aceras, las calles, el bullicio, los pasos... Esa misma ventana, ese mismo aire, esas sensaciones conocidas, cercanas, rutinarias. Cierro los ojos y te vuelvo a ver. Veo la barra de ese bar, las butacas, mi mano agarrando fuerte mi asiento para darme estabilidad y no sentir que me caía a la vez que se caía mi mundo. Vuelvo a ver cómo te vas, cómo te despides, como cierras los ojos y sueltas mi mano. Veo que te vas y tengo ganas de soltarme y correr a abrazarte de nuevo, volver a oler tu cuello, a enredarme en tu pelo y en tu suéter azul. Volver a mirarte como siempre, a verte el alma desde los ojos, a sentir que te entiendo sin que hables, a dormir tan juntos y volver a amanecer siameses. Como antes, como siempre.

Pero no puedo moverme. Tus ojos parecen haberme convertido en piedra y me da miedo hacer algún movimiento y desmoronarme. Me repito incesantemente en mi cabeza que tengo que dejarte ir, y a la vez, que no puedo dejarte ir. Sí. No. Tengo que dejarte ir. No puedo dejarte ir.

Me entretengo mirando una hoja que mece el viento. Los niños juegan en el parque, ríen, saltan, algunos lloran. Unas chicas comen pipas en las escaleras mientras hablan y sonríen. Señoras, mujeres, hombres, corredores, amigos, pandillas... La calle sigue viva y yo, aún muerta desde aquel día en que decidí que no podía dejarte ir, y a la vez, que tenía que dejarte ir.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Me lo expliquen...

Por azares del destino (cómo me gusta esta expresión y qué poquito se usa, oye), llegué a un blog de la revista Elle, de una señorita que no conozco, al parecer redactora jefa de moda de Elle. Puesmiratúquébien. 

Total, que estoy curioseando un poco por su blog, y de repente empiezo a pensar cosas como: en qué momento la moda se ha convertido en un absoluto (o absurdo) disfraz?, o también: en serio que esto se lleva?... y lo último fue: Eh... esto... vale, aceptamos barco pero, a ver, esto se lo pone alguien???

Para muestra, algunas de las cosas que he visto por su blog (que la pobre muchacha no tiene culpa de nada, supongo que ella muestra lo que es tendencia, o trendy, o cool, o como se llame ahora).


Mono de cuero (Asos). Ideal para días con calor.



Bolsos en los que no cabe ni un paquete de pañuelos, con relación inversamente proporcional entre precio y tamaño. (Hermés)


Le pones unos aros dorados y un chicle = Look perfecto. (Lanvin)

Chaqueta de Mango... ¿por qué nos hacen esto?



Parte de la colección crucero de Marni... 
Sí, ya.


Cómo parecer una vagabunda: Parte 1.


Como pijama vale... pero es que esto es para salir a la calle, dicen. JÁ!


El concepto oversize se nos está yendo de las manos. 


Y entonces... llegan los zapatos de Céline y se te salen los ojos de las órbitas. 


Bonus track: 

Dolce & Gabbana. 
Juas.