Y miras para otro lado.
Otra vez.
Otra vez.
Y otra.
Dándole la espalda a un problema sólo consigues hacerlo más grande. Cuanto más tiempo estás sin mirarlo, más recovecos y tentáculos le van apareciendo, y su sombra, poco a poco, se va haciendo más alargada..
Hacer como si no pasara nada. Evadirse. Huir. Pasar. Obviar.
Y entonces, un día miras bajo la alfombra, esa bajo la que has ido escondiendo todo lo que no te gustaba... y encuentras tanta mierda que ya no eres capaz de hacer nada. NADA.
Y vuelves a huir.
Otra vez.
Otra vez.
Y otra.
¡¡Cuanta razón tienes!!
ResponderEliminarSí!! Y lo que cuesta a veces tener la alfombra bien limpia (y sobre todo lo que está debajo).
EliminarGracias por venir!!! Muak!
¿Sabes que te digo? ¡Que hoy voy a levantar mi alfombra! ¡YA ESTA BIEN! jajaja
ResponderEliminar¡Gracias!
Si todos hiciéramos eso... Mucho mejor nos iría!!! Digamos un NO rotundo a las alfombras!!! ;)
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