miércoles, 22 de mayo de 2013



Esta es mi quinta cerveza, o la sexta, tal vez. Probablemente debería parar ya, el alcohol nunca ha sido un buen compañero. Quizás me haga volver a coger el teléfono para llamarte y volver a cagarla de nuevo. Volver a dar esos pasos a atrás, volver a abrir las heridas, tan frágiles y tan difíciles de curar...

Todo acabó. Punto. Final. End. Over.

Y todos esos consejos que les has dado a los demás, toca darles la vuelta. Revertirlos, dolorosamente. Volver a construirte después de destrozarte. Hacerte de nuevo, el mismo, pero diferente. El mismo, pero ya nunca igual.

Entre las notas de las canciones que suenan en el hilo musical, oigo a alguien reír. Es una risa nueva, viva, intensa. Una risa real, verdadera. Me giro hacia tu mesa y te veo, colocándote las gafas, con una camisa vaquera de botones y una sonrisa de esas de "porque sí". Sin querer, me tropiezo con tus ojos y algo tímida, me devuelves la mirada y  vuelves a reírte.

No sé quién eres, pero si sé que eres tú. Que vas a ser tú. Tú.

Se me hace difícil a veces saber cuándo algo ha acabado, pero créeme, sé darme cuenta exactamente de cuándo algo está empezando. 

2 comentarios:

  1. ¡Grandiosa entrada! ¡Grandiosa! ¡Que sensación más rara me ha dejado! ¡Me ha encantado!

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    1. Ay, muchísimas gracias por tus palabras!! Me sorprende tanto que a alguien le guste lo que escribo :)

      Un besazo amiga!!

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